Los inicios de Amazon: antes de Jeff Bezos
- Posted by Droblo
- On 25 agosto, 2023
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- economía, Empresas, historia
Miguel Ángel Bezos nació en Santiago de Cuba, hijo del dueño de un aserradero y una tendera. Siendo un niño llegó Fidel Castro al poder y las relaciones entre su país de origen y los Estados Unidos empezaron a torcerse (así como el entusiasmo de sus padres ante la figura del dictador en cuanto su gobierno les expropió el aserradero). Fruto de aquella confrontación el gobierno norteamericano, la iglesia católica y los cubanos en el exilio diseñaron una operación clandestina para que padres cubanos que prefirieran que sus hijos no fueran educados en la Cuba comunista, pudieran trasladarse a los Estados Unidos.
Vuelos de Pan Am sacaron de Cuba a 14.048 niños desde finales de 1960 hasta octubre de 1962. Como el nombre en clave del destino (Miami) era Neverland, a la operación se la acabó llamando “Peter Pan” o “Pedro Pan”. El objetivo original se torció cuando surgió el conflicto de los misiles y la invasión de Bahía Cochinos, ya que la posterior reunión de los padres con sus hijos en tierra norteamericana, con los vuelos comerciales entre ambos países prohibidos, se hizo en muchos casos imposible.
Miguel Ángel, ante la preocupación de sus padres por la situación, fue uno de esos niños enviados a Estados Unidos y aterrizó en Miami solo y sin saber inglés en julio de 1962. Aún conserva la chaqueta que llevaba ya que se la confeccionó su madre. Dado que la crisis de los misiles fue en octubre, tardó años en volver a verla. Acabó temporalmente en un campo de refugiados pero, por suerte, le concedieron una beca para estudiar secundaria en Delaware y con otra beca siguió sus estudios en la universidad de Albuquerque (Nuevo México), graduándose en Matemáticas aunque también estudió ingeniería.
Esto le hizo ser un gran defensor de la escuela pública y de hecho desde el 2000 dirige la Fundación Familia Bezos para facilitar la educación a los jóvenes. El caso es que en la universidad conoció a Jackie con quien se casó, adoptó al hijo que ella había tenido con 17 años (se había divorciado cuando su vástago tenía 17 meses), le cambió el nombre a Jeffrey en lugar de su Jorgensen original y en 1968 comenzó a trabajar para Exxon donde estuvo 32 años.
En una de sus frecuentes estancias por trabajo en el extranjero, estando en Sudamérica (su mujer también habla castellano, lo aprendió tras casarse con él), recibió en 1994 una llamada de su hijo mayor (la pareja tuvo dos hijos más): «Estoy pensando en abrir una librería en internet, y necesito un poco de dinero». Esto desconcertó a “Mike” Bezos y a su mujer porque no querían que su hijo renunciara a su (buen) empleo en Wall Street, pero se lo dejaron. Jeff Bezos, cuyo padre biológico tenía al parecer problemas con el alcohol (un periodista lo encontró en 2013 y dijo que había dejado la bebida y que no sabía que el famoso multimillonario era su hijo), nunca habla de otro padre que no sea “Mike”, el cual nunca volvió a Cuba -aunque sí se dice que Jeff viajó a Villafrechós (Valladolid) buscando los orígenes de la familia de su padre adoptivo.
El caso es que el 16 de Julio de 1995, con una inversión inicial de 1.300.000 dólares echó a andar cadabra.com con un catálogo online de libros y una oficina en un garaje (¡cómo no!) de Seattle. Al poco tiempo cambió el nombre a Amazon, que, aunque lógicamente parezca motivado por el nombre del río, también tenía más sentido en una época en la que los posicionamientos webs eran por orden alfabético. Su éxito fue grande y ya en 1999 fue nombrado persona del año en la revista ‘Time’ pero… eran los tiempos de la burbuja “.com” y ésta tenía que estallar.
De eso no se acuerdan los que hablan del enorme beneficio que hoy tendríamos si hubiéramos acudido a la OPV de Amazon en 1997. Cuando en 2002 las acciones de Amazon cotizaban un 95% por debajo de sus máximos, muy pocos confiaron en el futuro de una “librería por internet”. ¡Cuánto nos equivocamos! Ahora se ha cumplido lo que dijo pretender su fundador: «Nuestro objetivo es ser la compañía del mundo más centrada en el cliente. El lugar donde la gente pueda encontrar y descubrir cualquier cosa que quieran comprar en línea«.
La historia de Miguel Ángel Bezos, un refugiado cuyo hijo se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo y un revolucionario del sector ‘retail’, merece una gran reflexión. También la actitud de los abuelos cubanos de Jeff Bezos, que quisieron que su hijo tuviera un futuro mejor a pesar de todos los riesgos y sinsabores que suponía dejarlo marchar solo a otro país, más allá de lo que supone Amazon como empresa.
Un par de apuntes propios: siempre se dice –y en parte con razón- que en Europa es mucho más difícil emprender que en los Estados Unidos, que hay demasiadas regulaciones y que ese motivo está detrás de la escasez de grandes empresas de la “nueva” economía en nuestro continente pero… no hay que olvidar que fueron las becas lo que permitieron que el padre de Jeff pudiera tener una educación que le permitió acceder a una clase media lo bastante alta como para pagar los estudios de su hijo en Princeton (donde por cierto, estudió computación e ingeniería eléctrica, nada que hiciera sospechar de su destino como “librero”) y apoyarle en el origen de Amazon. Fue la educación pública accesible, que sí que es un rasgo europeo.
Es decir, para mí no es malo que Jeff Bezos tenga mucho dinero y otro muchos no lo tengamos (eso que algunos llaman “el problema de la desigualdad”), pero sí lo es que la igualdad de oportunidades sea tan complicada porque la (buena) educación sea tan poco accesible. El ascensor social existe, si no existiera no estaríamos ante una nueva generación de ricos que no existían hace unas décadas; pero es obvio que para que funcione bien la igualdad de oportunidades (si no la ideal y utópica –porque el hijo de un rico siempre tendrá más recursos que el hijo de un pobre-, sí al menos la que ocurre en la Europa actual), debe existir desde la infancia. Personajes como Jeff Bezos hacen la Historia, pero esta historia no existiría sin su padre, que no hubiera llegado a ninguna parte sin becas.
Por otra parte, es muy fácil criticarle porque tiene “demasiado” dinero (conseguido por otra parte gracias al éxito entre los consumidores, que son los que lo han hecho rico con su elección democrática), cuando tiene un gran mérito no sólo por su idea original, no sólo por su capacidad de recuperarse de un varapalo tan enorme como el de la crisis de las “.com” -que dejó fuera a tantas y tantas empresas-, no sólo por su habilidad para expandirse y convertir un catálogo de libros en lo que es hoy… es sobre todo por su ambición, su afán en hacer su empresa más y más grande (nunca paga dividendos a los accionistas, reinvierte en crecer más y más) y no rendirse.
Otros en su lugar con unos cuantos millones en el bolsillo ya habrían desistido de seguir trabajando pero las personas como él no, no se conforman… Al menos hasta 2021 en el que, tras divorciarse, dejó su cargo ejecutivo en Amazon (y, de paso, darse una vuelta por el espacio gracias a Blue Origin, otra compañía fundada por él hace dos décadas). Con todo, sigue siendo el mayor accionista de su empresa.
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