Desde una perspectiva económica ¿a qué países nos parecemos más?
- Posted by Javier García Echegaray
- On 1 abril, 2017
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- Indicadores economía española, PIB
La información que ofrece Eurostat permite conocer el detalle de la estructura económica medido desde el lado de la oferta. Los datos por actividad se refieren a VAB -valor añadido bruto-, medida que si se le suman los impuestos indirectos como el IVA da como resultado el PIB.
Según la agrupación de actividades, existen diversas categorías que son: la agricultura -que incluye también a la ganadería, silvicultura y pesca- la industria -con una subcategoría en industria manufacturera- la construcción, los servicios más vinculados con el consumo -comercio al por mayor y al por menor; reparación de vehículos de motor y motocicletas; transporte y almacenamiento; hostelería- los servicios de información y comunicaciones, las actividades financieras y de seguros, las actividades inmobiliarias -que agruparé con la construcción por su vinculación- las actividades profesionales científicas y técnicas o administrativas, las vinculadas con el sector público -administración pública y defensa; seguridad social; educación; actividades sanitarias y de servicios sociales que incluyen la actividad pública, concertada y privada- y, por último, las actividades artísticas, de entretenimiento y otros servicios.
Para simplificar el análisis agruparé a su vez esta clasificación en agricultura, industria, construcción e inmobiliario, sector público, consumo y resto de servicios privados, y utilizaré el peso de la industria para ordenar la composición de la oferta.
La posición de la economía española es relativamente baja, con un 16,8% de su actividad industrial, por debajo del promedio de la Unión Europea del 19,5% y ocupando una de las últimas posiciones junto a economías con un notable peso del sector financiero -Reino Unido, Chipre, Luxemburgo- del sector público -Francia- o de la construcción -Grecia.
La economía española se caracteriza por un elevado peso -23,3% del VAB vs 19,1% en el conjunto de la Unión Europea-de los servicios vinculados con el consumo -donde los factores del turismo y de la propensión de los españoles al consumo en restauración son importantes-, algo más en construcción e inmobiliario -diferencia mínima entre España 16,0% y la UE 15,8%- y del sector público -18,4% vs 18,0% – un mayor peso de la agricultura, aunque es reducido -3,2% vs 1,6%- y por contrapartida un menor peso tanto de la industria como del resto de servicios privados, donde el peso en la economía española 4 puntos inferior que se explica a su vez por finanzas, y por servicios profesionales y técnicos.
Tomando como base la composición de la oferta por actividades, ¿qué economías son más similares a la española? Con un sencillo ejercicio de suma de diferencias entre los pesos, tres países mediterráneos como son Croacia, Italia, y Portugal resultan las más similares. Por el contrario, Chequia, Luxemburgo e Irlanda son las economías con un grado de afinidad inferior.
Se puede completar este análisis incorporando, a partir de los datos proporcionados por el INE, la estructura de las comunidades autónomas. En este caso incluyo a Cataluña, País Vasco y Madrid por su relevancia económica y política.
Únicamente la segunda ocupa, por el peso de su industria, una posición destacada. Cataluña, y en especial Madrid, se sitúan más atrás.
¿Qué economías europeas son más similares a las de estas comunidades autónomas?
En el caso catalán, de nuevo Croacia, Italia, y Portugal, con la incorporación de Austria se sitúan a la cabeza. Referentes de una futura Cataluña independiente por algunos economistas se sitúan o en la parte media -Dinamarca y Holanda, más similares a la economía española- o muy en la cola -Suiza-. Es posible que el ejemplo danés u holandés haya surgido del deseo de un mayor peso del sector público -categoría que aporta una mayor diferencia con la economía catalana- lo desconozco. Por otra parte, la afinidad con la economía española es elevada, sólo superior en Croacia, Austria e Italia. El notable peso de las actividades relacionadas con el consumo en el conjunto de la economía española y en la catalana explica en gran parte esta afinidad.
En cuanto al País Vasco su afinidad con la economía española es inferior y se situaría en la parte media de los países europeos. Por el contrario, las economías europeas más similares son Noruega, Eslovenia, Austria y Alemania, por lo general buenas referencias.
Por último, el caso de Madrid es una especie de rara avis con grado de afinidad inferior con Europa a los de la propia economía española o a los casos catalán y vasco. El elevado peso del sector financiero, telecomunicaciones o de los servicios profesionales -e.g. abogados- implica una semejanza de su estructura mayor a la de países como Luxemburgo, Reino Unido y Suiza -vaya aquí sí figura en un lugar destacado-.
En definitiva, se puede concluir que en aquellas actividades con un menor valor añadido tienen un mayor peso en la economía española y por el contrario, aquéllas donde el empleo genera un multiplicador en el PIB mayor, el peso en la economía española en relación con el de la Unión Europea es inferior. La menor productividad de la economía española tiene una de sus claves sencillamente en el efecto composición.
Por otra parte, las comunidades catalana, vasca y madrileña tienen una composición de su estructura económica que implica un grado de afinidad con otros países europeos y con la propia economía española diferente.
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