CapEX Vs OpEx en la economía doméstica
- Posted by Absolutexe
- On 28 mayo, 2018
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El lógico tránsito de la posesión al uso.
Si te pregunto si pagas por un CD o un Blu-Ray, me dirás que no, que pagas por un servicio que te permite acceder a miles de canciones (Spotify), o películas, o series (NetFlix, HBO, Amazon Prime, Movistar+)
Tampoco compras ya el software (Office, Photoshop, Envato, Juegos OnLine). Has pasado de instalar el programa en un equipo y que en un par de años ambos se queden obsoletos, a poder usarlo en múltiples dispositivos contando siempre con las últimas mejoras.
Algo similar ha sucedido con el almacenamiento de datos: de tener unos cuantos discos duros en red o extraíbles, con suerte accesibles en remoto con los riesgos que eso conlleva, has pasado a pagar por herramientas de almacenamiento en la nube –gratuitas en sus versiones básicas- que te ofrecen una capacidad de almacenamiento escalable, accesible y sin preocuparte por la seguridad (DropBox, OneDrive, iCloud, Drive, Box)
Y no sólo en bienes de consumo. También dispones de servicios de transporte de pago por uso para coches (ZITY, Car2Go, eMov), para motos (eCooltra, Muving, Ioscoot) y para bicicletas (Ofo, Mobike, Donkey Republic, y servicios públicos como BiciMAD, Sevici, Bicing); servicios todos ellos que no tardarán en ofrecer tarifas planas tal y como ya hacen las compañías de telefonía ¿aunque tal vez debería llamarlas de “teledatía” ?
Hay servicios similares de suscripción para ropa, complementos, incluso para bebidas alcohólicas (Birrabox, InWine).
Y ese es el desarrollo natural: pasar de pagar por un bien a pagar por un servicio y de ahí, a pagar una cuota fija que mejore tu control financiero y te evite imprevistos. Es el llamado “gasto por necesidad”, que afecta de forma muy relevante a las economías domésticas, y eso, en un país que no destaca precisamente por la capacidad de ahorro de los hogares, puede suponer un descalabro considerable.
De modo que sin saberlo ya aplicas CapEX / OpEX en tu economía doméstica.
CapEX y OpEX son dos acrónimos muy habituales en la Gestión Financiera Empresarial que pueden ser muy útiles en la gestión de economías domésticas. CapEX hace referencia a “Capital Expenditures”: Inversiones (gastos) de Capital, y OpEX son los “Operating Expenses”: Gastos de Funcionamiento o Gastos Operativos. Es la diferencia entre pagar por la adquisición de un bien o pagar una cuota para disfrutar del mismo, como por ejemplo comprar un vehículo o pagar mensualmente un renting.
Traducido a economías domésticas, es la diferencia entre pagar por un producto o pagar por un servicio, el pago por uso -clave en la era digital- donde imperan los servicios de alquiler o suscripción sobre la compra directa.
Desde el punto de vista empresarial pasar de vender productos a vender servicios tiene cinco grandes ventajas:
- Fidelizas a los consumidores.
- Tienes ingresos recurrentes sin fluctuaciones ni estacionalidad que te permiten planificar mejor.
- Se optimiza la gestión del stock –si existe- al conocer la demanda de antemano.
- Los dos puntos anteriores, ingresos lineales y gestión de stocks, mejoran la planificación y permiten reducir precios y aumentar tu competitividad.
- Estrechas el contacto con tus clientes y sus necesidades, mejorando tu capacidad de reacción y creación de nuevos servicios.
Todos estos parámetros hacen que convertir un producto en un servicio sea una opción interesante desde el punto de vista empresarial, pues los consumidores se verán beneficiados en gran medida.
Desde el punto de vista del cliente pasar de adquirir productos a pagar por servicios tiene tres grandes ventajas:
- Planificas mejor tus gastos mensuales eliminando la incertidumbre.
- Eliminas las compras por necesidad y el desembolso que suponen.
- Tienes siempre lo último, tanto en contenidos como en productos.
Pero ojo, que aunque estos modelos son cada vez más comunes, para valorarlos bien hay que mirar con detenimiento la letra pequeña. Por ejemplo, las grandes aseguradoras se están lanzando a asegurar neumáticos, algo bastante lógico ya que el 30% de los vehículos accidentados circulaban con los neumáticos en mal estado (Link a la noticia), con lo que eso supone en costes de reparación para las aseguradoras.
Los seguros funcionan como cualquier otro servicio de pago distribuido y, desde ese punto de vista, podrían considerarse un servicio de suscripción con una salvedad, que el objetivo de un seguro es no tener que usarlo.
Los neumáticos junto con frenos y suspensión son elementos críticos para la seguridad de un vehículo. Los neumáticos, los frenos y llevar al día el mantenimiento son de los pocos factores de seguridad sobre los que tienes control directo, de modo que parece bastante razonable querer que estén en el mejor estado posible, más cuando la nueva ITV se ha puesto muy dura en ese ámbito. Link a la noticia
Aquí es donde encontramos la gran diferencia entre un seguro y un servicio de suscripción. Las coberturas de un seguro son analizadas al céntimo mediante cálculo actuarial, y si obvias la publicidad, buscan un equilibrio entre la gestión del riesgo y la satisfacción del cliente.
Sin embargo, en un servicio de suscripción la satisfacción del cliente es lo primero, y ya hay empresas innovadoras que ofrecen este servicio, como Cartyzen. Sin sorpresas y todo incluido. “El Netflix de los neumáticos”, como lo ha bautizado la prensa especializada (Autobild o Forbes)
Y como os decía al principio, la clave es la letra pequeña. Puede que el seguro sólo te cubra el neumático en su primer año – período en que debería estar en un estado óptimo- o que en caso de pinchazo o reventón te lo cambien… pero sólo ése, y tengas que desembolsar la sustitución de su pareja de eje al no ser recomendable circular con diferente dibujo o desgaste; o que no te los cambien hasta llegar a la profundidad de dibujo legal (1,6mm) cuando pueden ser neumáticos que hacen pocos kilómetros al año y aun teniendo una buena profundidad el material estar caducado –sí, sí, los neumáticos caducan- aumentando las posibilidades de reventón.
De hecho, si intentas usar uno de esos seguros que “incluyen” los neumáticos descubrirás, para tu sorpresa, que te cubren del 70% al 30% según el desgaste, así que te toca pagar a menos que sea nuevo y, por supuesto, sólo el que se ha deteriorado… y tú pagas la pareja del eje.
Esto nos lleva a un análisis financiero de la rentabilidad de un servicio. ¿Cómo mido la rentabilidad de un servicio pionero? No hay con qué compararlo… o sí lo hay, y no nos hemos dado cuenta.
Evidentemente todos pensamos en el seguro de salud, la tarifa plana de telefonía móvil, Netfix, tu cuota del gimnasio, etc. Si los uso bien y si no los uso… entonces la rentabilidad dependerá de mi uso/necesidad.
Veamos otros dos ejemplos para analizar la conveniencia o no de pagar por la posesión o el uso: si haces 15.000km y tienes un SUV de llanta 20 o superior para uso urbano sin grandes viajes o salidas 4×4, el coste final es similar. Aquí ya debes plantearte si pagas por el servicio o por el neumático. O en el caso de una llanta muy pequeña (13 pulgadas o similar) en un vehículo de uso casual o de segundo vehículo, nos encontramos en el mismo caso. Salvo en el caso de que lleves un neumático Premium, osea, si llevas el de oferta del taller o la cadena de turno, las prestaciones del neumático marcan la diferencia. Si sólo vas a coste/oferta del neumático más barato lo que “sacrificas” son las prestaciones y con ello tu seguridad (frenada en mojado, ruido, durabilidad, etc).
Por tanto mi consejo es: analizad bien si financieramente es más interesante la compra del bien o pagar por su uso, y si os decantáis por esta segunda opción, muy atentos a la letra pequeña.
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